Todos somos espirituales. Todos somos psíquicos. Todos procedemos de la Fuente de toda energía o Dios. No hay separación, y todo es una experiencia de dualidad. Encontrar la unidad interior es abrir las puertas del Cosmos en unidad con el todo, por lo tanto, experimentar la vida en su máximo potencial vibratorio en cada momento de la existencia a través del único concepto que viaja por cualquier dimensión y realidad: EL AMOR. 

 

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